TOUCH es un proyecto de intervención que guarda un estrecho vínculo con la arquitectura y los espacios urbanos y se inscribe en la importante trayectoria de proyectos en el espacio público realizados por Regina Silveira. Su fin apunta a traspasar los límites normativos entre arte y cotidianeidad urbana. Su naturaleza es gráfica y de aplicación directa sobre las fachadas de cuatro instituciones culturales: el Centro Cultural Recoleta y el Pabellón de Acceso al Parque de la Memoria en Buenos Aires, el Museo de la Memoria de Rosario y el Museo de Bellas Artes “Franklin Rawson” en la ciudad de San Juan.
En TOUCH, las huellas de manos actúan como marcas humanas y genéricas de gran formato, recortadas en vinilo adhesivo. Las huellas fueron obtenidas en diversos workshops y talleres desarrollados en cada una de las instituciones involucradas. Tanto TOUCH como los workshops tienen como objetivo expresar ideas de apropiación y pertenencia y fueron realizados originariamente para el proyecto Travessias-Arte Contemporânea na Maré en Río de Janeiro en septiembre de 2015, como parte integrante del proyecto Observatorio de Favelas. Tanto la intervención (TOUCH) como el workshop (TOCA AQUI) son proyectos expansivos, ya que tienen la capacidad para operar como matrices para expansiones en distintos contextos.
Limiar vídeo-instalación tiene como tema la luz y sus significados de inmanencia. Lo que se lee y lo que se ve en la secuencia de imágenes es siempre la luz, sea como palabra –en distintos idiomas- o como fenómeno. Limiar es una mancha luminosa que se configura y desconfigura, continuada e infinitamente.
Las palabras luz remiten a su propia naturaleza luminosa, y en este sentido operan como una tautología de lenguaje, y a la vez se refieren al mundo amplio, por la secuencia de los diversos idiomas, para aludir a otras geografías.
Este video expande una versión anterior, que se ha exhibido como video instalación, con sonido, y en loop, adentro de una pequeña sala, casi cerrada, de la 12ª Bienal de Curitiba en 2015. Allí los espectadores podían ver y oír el video sin poder entrar en la sala. Para mirar su interior tan sólo podían tener la cara puesta en una pequeña abertura.
En este formato de video instalación Limiar se aproxima a una metáfora del cuerpo, dado que la banda sonora es la de una respiración fuerte, coordinada con el efecto de la disolución luminosa de cada palabra.