A partir del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 la última dictadura cívico-militar en la Argentina implementó –de manera sistemática– la persecución, el secuestro, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas por motivos ideológico-políticos. Dos años más tarde se disputó en el país el Campeonato Mundial de Fútbol. El popular evento se presentaba como la herramienta de propaganda ideal, tanto en el plano interno como en el externo y fue utilizado, principalmente, como ilusión óptica con el fin de ocultar el genocidio del Terrorismo de Estado. Tanto es así que el encuentro final del certamen tuvo lugar a metros del centro clandestino de detención, tortura y exterminio de la ESMA.
Aquel Mundial se caracterizó por un gesto particular: el lanzamiento de papelitos al aire, que era la forma de festejar las victorias del equipo nacional en la competencia.
Desilusiones ópticas es una obra interactiva que pone en evidencia las tensiones entre ocultamiento y visibilidad, haciendo particular referencia a este macabro Mundial del 78 y apropiándose de los gestos de celebración de aquel evento, pero invirtiendo, literalmente, su sentido. Así, en lugar del telón de fondo sobre el que los dictadores proyectaban una imagen de civilidad, orden y triunfo, los “papelitos” funcionan como posibles minipantallas sobre las que se develan los rostros de los miles de desaparecidos.
A diez años del inicio de los juicios por delitos de lesa humanidad en Rosario, esta instalación denuncia la perversión oficial e invita a resistir al olvido.