Inauguración: Viernes 23 de mayo
En Desembarco me propongo reconstruir historias de vida de las que soy consecuencia y que entiendo tan personales como colectivas. Estas pertenecen a ancestros que tuvieron en común la complejidad de sus procesos migratorios, algunos incluso con la imposibilidad de llegar al país. Sus vidas también compartieron la dificultad económica de poder fotografiarse: en casi todos los casos, conservamos una sola foto que los retrata; en líneas generales, de pequeño formato y en malas condiciones de conservación.
Este camino comienza al alimentar motores de inteligencia artificial con esas fotos y con anécdotas de sus vidas. Proceso que asume el sesgo de las IA y las alteraciones ficcionales que acompañan a todo relato de transmisión oral. Así se construyen nuevos negativos que luego serán parte de estrategias de revelado fotográfico sustentables de desarrollo propio.
En este desembarco, el mar es memoria y materia prima. Está presente en las fórmulas de las emulsiones fotosensibles y es el medio por el cual la familia hace su acto de aparición en nuestras costas. Características que hacen a cada obra única por defecto. Un pacto con la incertidumbre como el acto de migrar.
Imagen: Federico Ruiz Santesteban, Desembarco