Inauguración: Jueves 25 de septiembre, 19.30 h
¿Cómo anticipar el futuro? Sin salud es casi imposible imaginar un futuro. Una necesidad humana ha sido el estar sano y disfrutar a plenitud de las facultades del cuerpo y de la mente. La capacidad de ser saludable, en muchas culturas y sobre todo en la andina, se ha transmitido como conocimiento local. De las plantas autóctonas y de sus usos se han consolidado diversos conocimientos de salud directa primero, y luego lo que la ciencia ha llamado la farmacéutica, estableciéndose de manera paralela el conocimiento y la visión de la naturaleza, de sus bondades y malicias. En esta exposición, proponemos revisitar la memoria de las plantas que han marcado el territorio andino y lo han globalizado a través de sus usos medicinales.
El proyecto curatorial se desarrolla de manera doble y conjunta en dos espacios diferentes: una intervención museográfica en la Biblioteca Franciscana y una exposición en el Cabildo de Tarija. Los y las artistas proponen una reflexión sobre el conocimiento de la planta de la quina, entre otras, su catalogación en el contexto teórico de la frontera chiriguana. El punto neurálgico de la frontera, donde se resumía, archivaba y gestionaba el conocimiento de la sanación, era justamente la misión franciscana. La enfermería de la orden religiosa ha resultado ser un laboratorio donde todo conocimiento sobre plantas medicinales se cristalizaba para luego ser consumido en regiones de todo el mundo como protocolos de sanación. No solo se gestionaban los conocimientos, sino que a través de las prácticas fronterizas se delimitaban los entendimientos de civilización y, en este contexto, los alcances de la colonización y el colonialismo. De ahí la necesidad de hacer de esos conocimientos ocupaciones territoriales. El conocimiento de las plantas marca quizás el destino de la región.
Imagen: Santiago Contreras Soux, Contra Cartografías, 2022-24