Inauguración: Miércoles 12 de noviembre, 18 h “Quizás la metáfora más clara de este proyecto de subjetivación del objeto sea una escultura. Lo que hace el chamán es más o menos esto: esculpir sujetos en las piedras, esculpir conceptualmente una forma humana, es decir, quitar de la piedra todo aquello que antes impedía ver la ‘forma’ humana contenida en ella”.
Eduardo Viveiros de Castro El proyecto expositivo en la nueva sede de la Embajada de España en Roma pone en diálogo entre sí a una selección de artistas que se relacionan con la materialidad de la piedra. El título de la muestra, Mi mortalidad debería conmoverte, es un extracto del poema “Conversación con una piedra” de Wisława Szymborska, en el que la poeta polaca imagina establecer un diálogo con el sujeto lítico. A lo largo de la conversación emergen las inevitables distancias entre los dos cuerpos, el humano de la poeta y el mineral de la piedra, con sus respectivas temporalidades. Utilizada desde la antigüedad para reproducir fielmente la figura humana y proyectarla en el tiempo, más allá de la vida del sujeto retratado, la piedra se configura por un lado como un elemento antropomorfo, moldeado por el ser humano a su imagen y semejanza, donde proyectar fantasías de animación y vida. Por otro lado, su temporalidad declara la magnificencia de una naturaleza que excede toda medida humana, portadora de una visión milenaria. La necesidad de entrar en relación con el elemento mineral se expresa mediante conversaciones imaginarias e hibridaciones corporales que redefinen los límites entre sujeto y objeto, entre materia biológica y no biológica. Con motivo de la muestra, los ventanales de la sede expositiva, con vistas a la Fontana del Moro en Piazza Navona, se transforman en plataformas de pensamiento permeables, donde la reflexión sobre el deseo de trascender el propio tiempo dialoga con uno de los escenarios más representativos del Barroco Romano.