Inauguración: Jueves 15 de junio En su taller, en la localidad de Pevas, a orillas del río Ampiyacú en la desembocadura del río Amazonas, Santiago se levanta muy temprano y con machete en mano se pone en marcha a la búsqueda de la llanchama y los tintes naturales. Camina en silencio. Deteniéndose, cada cierta distancia, cuando algo llama su atención. A esta hora de la mañana el bullicio del monte es inagotable: insectos, ranas, aves, hojas, árboles, riachuelos, todos saludan el nuevo día. Santiago es un pequeño ser en aquel vasto mundo. Se detiene. Mira de un lado a otro. En el espeso monte, entre cientos de árboles y matices de verdes, encuentra una de las siete variedades de renaco de donde extraerá la corteza para luego transformarla en una tela vegetal: la “llanchama”. Preparar el soporte y los tintes naturales le llevará una semana. Es un trabajo arduo y requiere de mucha paciencia y pericia, pero el resultado será satisfactorio. Las noches se tornan cortas cuando conversamos sobre qué y por qué pintar. Mitos, historias, fábulas, relatos, visiones, sueños, experiencias, realidades, frustraciones, esperanzas e ilusiones rondan nuestras cabezas. Las bromas y risas llegan y se van en la oscuridad de este verano. En las noches acudimos al Abuelo Tabaco para pensar bien, para que enfríe nuestros pensamientos y podamos realizar un buen trabajo. Así nacen pinturas como Shiminbro, el hacedor del sonido, un ser que llegó a la mente de Santiago, a partir de la búsqueda y el cuestionamiento por saber el origen del silencio. "La pelota de caucho" nos recuerda que antes de la llegada de los blancos, por allá en el siglo XVIII, los uitotos ya conocían las bondades de este árbol y se practicaban diversas actividades entre clanes, para confraternizar y en donde se premiaba con abundante comida, bebida, tabaco y coca: desafortunadamente esto no duraría para siempre, la imparable modernidad llegó y nos mostró su rostro más fiero y despiadado y en pocos años nos convertimos en meras propiedades y esclavos de los blancos, y los territorios expoliados por agentes externos. En estos territorios de mitos y resistencia, la pintura de Santiago tiene un rol de suma importancia porque él se nutre a sí mismo a partir de los conocimientos de sus ancestros en diálogo con el tiempo presente y, de esta manera, está a la búsqueda de generar conceptos, provocar cuestionamientos y crear nuevas formas de entendimiento de la realidad, de ese mundo que habitamos todos. Rember Yahuarcani
Imagen: Fotografía de Manuel Guardia
