La propuesta busca recuperar y ampliar los sentidos de la artesanía, el arte y la tecnología al tensar diversos contrastes productivos: conectando, exponiendo y difundiendo –en forma poética, inédita y tecnológica– las técnicas ancestrales y sus artesanos. Inversa y simultáneamente, entre los objetivos también están los de exponer y divulgar –en forma poética, inédita y artesanal– las tecnologías actuales. En este preciso juego de aparentes contradicciones tempo-culturales, de tradiciones e innovaciones, de aislamiento e interconexiones, de simplezas y complejidades, de pasado y futuro, es donde se centra el objetivo del proyecto: se trata de unir mundos.
La manera como se plantea el mismo, así como el contenido y la forma –yuxtaponiendo la artesanía con la tecnología y el registro documental en una misma pieza– genera una dislocación y un extrañamiento que permite la aparición de preguntas acerca del lugar del artista y el del productor y de la hibridación-fusión del rol del artista/curador. Se trata de descentralizar y desmitificar el rol del artista y el valor de su cosmogonía, habitualmente considerada por sobre la de los demás.
En consecuencia, las obras y la curaduría apuntan a destacar el modo en que diferentes técnicas hacen y representan su tiempo y lugar. En otras palabras, se propone el arte como una práctica colectiva, experimental y multidisciplinar destinada a accionar, expandir y darle otros sentidos a su propio campo.
