Las obras de este artista multi-mediático trazan los recuerdos y rastros del trauma vivido por su país. Utiliza fotografía y cinematografía para indagar en los temas universales de la memoria y cómo se transmite. Artista residente en el MAC VAL, Aveta creó una obra monumental que colocó en el corazón de Persona grata? y que explora la cuestión de la hospitalidad.
La instalación presenta un imponente puente de madera que se ha derrumbado en el medio, símbolo del equilibrio frágil y paradójico que ostenta esta clase de construcción. El puente es la conexión entre dos geografías, dos pueblos y dos culturas. O sea, entre dos formas de ser. Simbólicamente, también representa un vínculo y un quiebre entre un ser y su semejante. El puente atraviesa y anula las fronteras, uniendo y separando a la vez.
Al artista le fascina la materia y las fallas sísmicas. Sus obras evocan fuerzas complejas que forcejean contra la adversidad, el riesgo, y el fracaso, pero que también fomentan sueños y esperanzas frágiles y tambaleantes que sin embargo se mantienen en pie.
El ambiente creado por Aveta es tanto visual como acústico, una instalación que comprende un video y fotografías que hizo a partir de las entrevistas mantenidas con los vecinos en la zona que linda el museo. Estas se enfocaron en la relación personal entre cada persona y su recuerdo de lo que es un puente. De esta manera, el artista explora la memoria como testimonio, como construcción histórica, y como un proceso tanto personal como colectivo.
“El puente ya no es un puente, se ha transformado en una obra de arte. Desde un punto de vista estético, tiene que ver con una fascinación con las fallas sísmicas, su morfología y topología, y su destino inesperado, hasta con su llegada y recepción en el museo mismo. Desde el punto de vista funcional, el tema es la falla del puente, su final, la ruina y la tragedia, pero esto no es la pérdida ni de su vocación de unir ni de comunicar”.
