En el marco de BIENALSUR, Christian Boltanski realizó un viaje exploratorio a la Patagonia Argentina en donde encontró el sitio capaz de atrapar los vientos así como esa dimensión de infinito en el horizonte extendido entre cielo, piedras y mar. Emergió entonces la obra: tres grandes trompetas de hierro, instaladas en aquella orilla de Chubut al arbitrio de los vientos, se emplazaron para emitir sus sonidos indefinidamente. Boltanski creó un mito, el de unas bocinas que impulsadas por el viento intentan dialogar con las ballenas acerca de aquellas preguntas existenciales. Deja una marca en el paisaje. Instala una sonoridad nueva. Construye una leyenda, destinada a desafiar el tiempo y dar continuidad a su trabajo.